Proteger la piel sensible del bebé

La piel es la conexión entre el interior y el exterior, el órgano sensorial que nos protege de las influencias externas y nos pone al mismo tiempo en contacto con ellas. Precisamente la piel del bebé es particularmente sensible y necesita un cuidado especial.

La piel es nuestro órgano más grande y a través de ella percibimos las temperaturas y también el dolor. Es el órgano a través del cual experimentamos multitud de sensaciones y en el caso de los bebés especialmente sensible si sufren algún tipo de enfermedad o problema.

La piel realiza varias funciones vitales entre las que se encuentran la protección, la excreción, la regulación de la temperatura, la percepción sensorial y la respiración.

La piel del bebé, al no estar completamente desarrollada es especialmente sensible. La capa de grasa de debajo de la piel no está completa y las glándulas sudoríparas aún no son capaces de controlar la temperatura. Por este motivo los bebés son mucho más sensibles al frío y al calor que los adultos.

Debido a estas diferencias, la piel del bebé requiere cuidados especiales. A la hora de elegir los productos adecuados se deben tener en cuenta algunas consideraciones:

  • que contengan poca mezcla de ingredientes 
  • que estén libres de aceites minerales, emolientes, aceites esenciales, conservantes, colorantes y perfumes
  • estar dermatológicamente testados
  • que estén diseñados específicamente para el cuidado del bebé, es decir que sean particularmente suaves y equilibrantes

Consejos para la aplicación adecuada:

  • No aplicar una capa gruesa de cremas o ungüentos 
  • En invierno, usar crema grasa para la cara y las orejas, para proteger al bebé del frío.
  • No utilizar productos en polvo ya que podrían ser inhalados 
  • Utilizar complementos a la hora del baño, como por ejemplo el aceite de almendra, para que no se estropee la piel.
  • Airear todo lo que sea posible la zona del pañal para evitar irritaciones.
  • Utilizar preferentemente algodón a las telas sintéticas, ya que es transpirable y agradable al tacto. Además es más fácil de limpiar, lo que facilita la higiene.

Lo importante en el cuidado y limpieza de la piel del bebé es no estropear la barrera natural de protección de la piel e incluso fortalecerla. Para los recién nacidos, un lavado con una esponja y agua tibia es suficiente. Las manos, la cara, los pliegues de la piel y el área del pañal son las zonas más importantes.

A partir de las 2 semanas de vida ya puede bañarse al bebé, pero no más de 10 minutos ni más de 2 veces a la semana. El agua debe estar a 37 grados y añadir sustancias hidratantes puede ayudar a fortalecer la barrera natural de protección de la piel. Después del baño se debe secar al bebé de manera cuidadosa.

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